Por Nahila Hernández San Juan
Australia es más lindo y desarrollado de lo que había imaginado. Los australianos son muy cálidos y SÚPER atentos, no obstante, también me pareció el país más caro que he visitado.
Desde el principio fue accidentado, debido a que tomamos un taxi de 80 USD para llegar de noche después de más de 18 horas de viaje, a un hotel que no era hotel, sino departamentos, sin recepción, ni llave. Hablamos por teléfono y había que localizar a no sé quién, en no sé dónde… No iba a aceptar tal estafa.
Nos fuimos de noche con 3 maletas por las calles, a tomar otro taxi, para poder reservar en friega en un hotel , y esperando la suerte de encontrar un last minute sale en el centro. Otros 40 USD de taxi y allá fuimos; los días previos fueron de trotar, conocer Sydney a pie y movernos a la zona de carrera. Segundo incidente grande, la camioneta 4 x 4 (necesaria para el terreno) no se podía rentar, pues la licencia tenía que ser internacional o estar traducida (OJO a los que viajen a Australia, es un rollo).
Por lo que tuvimos que caminar nuevamente con 3 maletas, lluvia y frío por Sydney hasta que encontramos en Hertz una opción como 600 USD más de lo programado, pero al fin teníamos una 4 x 4. Salimos rumbo al norte con mapa en mano y más perdidos que nada, jajaja.
Unas horas después llegamos al hotel en Speers Point, un pueblo de playa hermoso, sólo que el hotel era una especie de Pub en la parte baja con apuestas, ruido y música toda la noche, “Mmmmta”… Pasaron los 2 días previos, donde tuvimos que comprar insumos, intentar reconocer la ruta (la carrera se hace sobre parte del GNW “Great North Walk”, una ruta de 250km por los cerros, desde New Castle a Sydney, que se hace a pie), reunirnos con Jeison y Vicente, para hacer trotes ligeros, y así poder descansar al máximo.
Llegó el gran día y a las 4:30 am estábamos haciendo el check in de la carrera, para lo cual, todo estaba en orden. Decidí llevar 1.5lts de agua para los primeros 29k ya que saliendo 6am, no hay sol todavía. Dieron la salida, y DURO desde el principio, ya que fueron unos 12 kms de carretera en subida y al cerro. Km 17 más o menos. ¡ALERTA!
Me quedé sin agua, ya había un sol de miedo y como 90% de humedad… ¡Uf! a darle pues… Cruzamos una carretera y de pronto: Nos encontramos un cerro con tal pendiente que las subidas eran en escalones altos de piedra incrustados en el cerro. Para cuando llegué al Check Point 1, deshidratada con síntomas malos. Me caí varias veces y me había perdido en unas junglas fangosas donde no se veía el camino y tenía que esperar a la gente para poder tomar la ruta (aquí sí hace una gran diferencia tener experiencia previa).
Me repuse lo más que pude y seguí. Avancé y unos 8 kms antes del Check Point 2 me encontré a Jeison que ya había decidido abandonar la carrera, nos fuimos juntos. Salí del Check 2 y retomé mi vuelo a media máquina. Sin embargo, por el km 65 empecé a sentir síntomas de azúcar baja muy fuertes.
Me conozco bien, pues tiendo a la hipoglicemia. Traía dátiles azucarados de los cuales tomé 2 cada hora y algunas gomitas. Siempre mi prioridad en carrera es el azúcar.
En resumen, empecé a tener náuseas, mareos y me vino una hipoglicemia mal rollo. Llegué hipoglicémica al Check Point 3 (km 84) y obvio se vino una hipotermia terrible. Cristian y Jeison me metieron a la camioneta, me cuidaron mucho. Me tuve que dormir como 1 hr, comer mucho (sin ganas), hidratarme etc…y tardé casi 2hrs ahí para poder seguir. Caminé toda la madrugada, a paso fuerte pero mi cuerpo ya no se repuso de la falta de azúcar y era virtualmente imposible comer más sin vomitar y menos correr.
En el Check Point 4 (km 104) tuve que dormir como 20 min y parar casi 1 hora. Así que salí medio viva ya de madrugada de allí, pero con un pacer local de nombre Stephen Bowers (eso me salvo la vida), entre otras cosas porque me había perdido mil veces (mi reloj marcaba 10 kms más de lo que se suponía).
Total que llegué al km 132 de día y casi 10 am. Ahí me dijeron que si no llegaba al check del km 150 antes de la 1 pm, quedaba fuera. Cuento corto: durante las siguientes 8 horas subí y bajé más de 6 cerros eternos con pendientes de 45 grados y más, bajadas de piedras con lodo y moho, ¡Una locura! … Nunca dudé de mí, pero sí pensé varias veces que no me alcanzaría el tiempo. Corrí en estado anaeróbico, con las piernas agotadas y los pies hechos mierda todas las 8 horas.
Es muy grande la fuerza que tenemos dentro, de verdad. Pensaba en todas las razones para lograrlo, lloraba de dolor, me caí y por poco me voy por un barranco… Dios estuvo conmigo y la gente que quiero también. Sé que corrí con los músculos, porque azúcar llevaba la mínima para no morir. 4 semanas antes había tenido influenza y 6 semanas antes una cirugía, mientras que 8 semanas antes fueron las 100 millas de Sudáfrica (no sé si ello influyo, quizá sí).
35:55:56 horas después, cruce la meta, a 4 minutos de quedar descalificada. Más de 185 kms y al menos 12,000 metros de desnivel.
Ahora puedo decir que he sido la primera y he sido la última en una carrera y las dos son experiencias maravillosas. El abandono total fue del 37%, así que fui la última pero de los que NO ABANDONARON. ¡Estoy TAN FELIZ!
Especial AGRADECIMIENTO a Stephen Bower, sin él no sé qué habría pasado. Me ayudó en todo, tuvo MUCHA paciencia y ojalá pueda sentarme a conversar con él un día y decírselo en persona. Roger Hanney, un amigo australiano de los 4 desiertos que se portó INCREÍBLE con nosotros también. Cristian Sieveking, mi apoyo en la carrera, que aguantó las mil horas y mi necedad, Jeison Costa que se sumó al apoyo. Estoy agradecida desde el fondo de mi corazón con ellos.
Gracias a todos mis patrocinadores: VW, Arysta Life Science, Sport City, Brooks, Garmin, In Reach, Gatorade, Phiten Chile, Cuadrilátero, Benefit, Lurbel, Raidlight, Clinicas MEDS, entre otros.
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