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Maratón de la Ciudad de México

Crónicas del Maratón de la Ciudad de México – Mi historia del Medio Maratón CdMx 2013

Maratón de la Ciudad de México 2013

Mi historia del 1/2 Maratón CdMx 2013

Por Blanca Erika Montoya De la O

Creí que por no hacer el maratón completo me sentiría pequeña, sin embargo Dios me agita la cabeza y en secreto me dice; hoy aun no es el momento. Sé que pronto lo será y que seré el doble de feliz que hoy, así que tengo que preparar a mi cuerpo, a mis piernas y a mi corazón para soportar tanta emoción y dicha.

Y sigo sin poder borrar esta sonrisa de mi cara, sigo llenándome de emoción al recordarme saliendo del túnel y sentir la meta como mía, siento llegar el gozo, se me enchina la piel, me dan espasmos en el cuerpo que no me permiten respirar bien, las lágrimas se asoman en mis ojos y un segundo después de cruzar la meta el puchero en mi rostro refleja toda la emoción, la explosión de sensaciones me invade y pierdo el control; alguien se acerca y pregunta ¿Estas bien? Mi respuesta, Súper!!! Gracias.

Gracias infinitas a toda la gente que sin conocernos salió a apoyarnos, gracias por fijarse en nuestro nombre y gritarnos porras, miles de frases que nos alentaban a no rendirnos, gracias por los dulces, el agua, la fruta y todas esas atenciones que recibimos de todos los que estaban en el camino, solo para vernos pasar.

Yo sumé 21.097km a mi vida, a mis piernas, a mis tenis y a mi corazón.

Gracias ½ Maratón Ciudad de México 2013.

Relato del XXXI MICM

Por Sergio Rangel

Si ya era muy emotivo para mi correr el XXXI maratón internacional de la Ciudad de México por el recorrido que pasaría por lugares que están llenos de recuerdos para mi, saber que mi hermana aplazo su vuelo tres días para verme correr solamente me obligaba a realizar una gran carrera, ser muy inteligente y aplicar lo aprendido en el maratón y carreras pasadas.

Seguramente ustedes no lo saben pero mi hermana se va a estudiar un año a París, es la menor y por lo tanto la más consentida. Por eso me motivaba mucho poder regalarle la medalla que costaría mucho esfuerzo, pero que le ayudaría mucho porque le daría mucha suerte en sus proyectos parisinos.

La carrera transcurrió con normalidad hasta el km. 37 o 38 (según la aplicación de Nike+ llevaba 38 km pero los cartelones del maratón me indicaban 5 para el final). Con normalidad quiero decir a un ritmo constante,  buena respiración, cero cansancio, buena alimentación e hidratación. Esto me dio confianza pues llevar un bien ritmo casi al final es muy importante en este tipo de carreras para tener un cierre espectacular.

Justo estaba en estos pensamientos cuando comenzó a molestarme un calambre en el muslo derecho, como no era muy intenso seguí mi marcha y más adelante me empezó a doler también el derecho y segundos después mis pantorrillas se manifestaron de igual forma.

Trate de ganarles y acelere, pensar que mi familia y en especial mi hermana me esperaban en las inmediaciones del estadio olímpico de C.U. me dio fuerza pero los calambres se hicieron de tal magnitud que ya no pude mover las piernas, por más esfuerzo que hiciera no me respondían e inevitablemente tuve que parar.

Después de masajearme las partes afectadas seguí caminando hasta que pudiera trotar nuevamente, lo cual funciono solo de manera temporal, ya que los calambres regresaban con mayor fuerza y debía detenerme una vez más. Este ejercicio se repitió del km. 37 (o 38) hasta el km. 41 cuando pude ver el mítico estadio y pensar que mi familia no podía verme derrotado y menos llegar caminando a la meta. A base de coraje y dos bolsas de hielo en cada pantorrilla fue que pase enfrente de mi familia, ver sus caras de felicidad, sus gritos y porras me hicieron olvidar los calambres y entrar por el pasillo donde seguramente habían pasado grandes leyendas del deporte me lleno energía para terminar dignamente la carrera.

Mis tiempos y todo lo demás después de la carrera fueron lo de menos. Lo verdaderamente importante fue la satisfacción personal de cruzar la meta, los abrazos y felicitaciones familiares, pero lo que hoy me llena de orgullo es que mi medalla (colgada del cuello de mi hermana) ya se pasea por las calles de París.

Bonne chance Ale.

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